domingo, 31 de agosto de 2008

La previa.-

El cuerpo es el instrumento del actor y por eso es importante prepararlo antes de salir escena. Si bien no es el mismo pre-calentamiento que se realiza en actividades deportivas, es tan útil y recomendable como en estas.

Y mas allá de cual sea la preparación de cada uno, que depende de múltiples causas, en todos los casos lo que hacemos es predisponer al cuerpo para la actividad que luego va a ejecutar. Es la oportunidad de registrar las tensiones, de generar más conciencia sobre el estado físico y emocional, que siempre van de la mano.

Quienes pusieron en práctica rutinas de relajación, calentamiento, visualizaciones, concentración, entre otras, se sintieron menos ansiosos al momento de actuar. El sólo hecho de tener una rutina que llevar a cabo les redujo la posibilidad de que aparecieran pensamientos negativos acerca del rendimiento, por lo cual lo incorporaron como un hábito saludable antes de cada función.

jueves, 14 de agosto de 2008

Sin miedo

Habitualmente cuando preparamos una rutina para el artista antes de salir escena, además de técnicas de relajación, yoga, meditación o las que mejor se acomoden a cada individuo, utilizamos la música como un complemento ideal que siempre tiene algún impacto sobre las emociones. Algunos prefieren instrumental, otros con letra. En el caso de estos últimos, nos enfocamos en letras con enfoques positivos. A continuación una de las tantas canciones posibles:

Sin Miedo (Rosana) : http://www.youtube.com/watch?v=Oa0bN_0I4Sc

Sin miedo sientes que la suerte está contigo
Jugando con los duendes abrigándote el camino
Haciendo a cada paso lo mejor de lo vivido
Mejor vivir sin miedo

Sin miedo, lo malo se nos va volviendo bueno
Las calles se confunden con el cielo
Y nos hacemos aves, sobrevolando el suelo, así
Sin miedo, si quieres las estrellas vuelco el cielo
No hay sueños imposibles ni tan lejos
Si somos como niños
Sin miedo a la locura, sin miedo a sonreir
Sin miedo sientes que la suerte está contigo...

Sin miedo, las olas se acarician con el fuego
Si alzamos bien las yemas de los dedosPodemos de puntillas tocar el universo, sí
Sin miedo, las manos se nos llenan de deseos
Que no son imposibles ni están lejos

Si somos como niños
Sin miedo a la locura, sin miedo a sonreir
Sin miedo sientes que la suerte está contigo...

Lo malo se nos va volviendo bueno
Si quieres las estrellas vuelco el cielo
Sin miedo a la locura, sin miedo a sonreir.

sábado, 9 de agosto de 2008

El Actor (Felipe Benitez Reyes)

El actor

Los focos han dañado mi vista y mi memoria.
Yo era Hamlet, don Juan o un noble caballero
del siglo diecisiete, sensual y aventurero.
Me halagaba el aplauso, despojo de la gloria.

Las fotos en la prensa, los cocktails... Era hermoso
vivir, y era tan fácil. Por dentro, el decorado
se iba ya derrumbando. (El arte lo he pagado
más caro que la vida.) Fui rico y licencioso.

Tuve lo que los hombres aprecian: tuve amores,
viajé por el mundo, tuve esa cosa vil:
la fama. Y al final no sé quién soy. Adiós,

el telón va a caer por vez última. Las flores
que espero son amargas. ¿Quedará algo de mí?
En los palcos del mundo mi nombre fue el de un dios.

lunes, 23 de junio de 2008

La perfección como excusa

En el discurso de muchos artistas, y en otros ámbitos de la vida también, es usual escuchar que algo siempre está "a punto de" ser estrenado, concretado, expuesto y finalmente nunca llega ese ansiado momento.

Alguien dijo alguna vez, "lo mejor es enemigo de lo bueno", y palabras más palabras menos lo que nos deja esta frase es la sensación de que si apuntamos a la perfección lo más posible es que no terminemos dando en el blanco.

El nivel de exigencia exagerado atenta contra la realidad concreta. Lo perfecto está en un campo ilusorio, mental, inaccesible. Siempre falta un poquito más. A veces esta actitud es reforzada por los demás que alientan a aquel que desea superarse constantemente.

Lo real, está aquí y ahora, es perceptible, modificable, falible. Puede fallar. Si, claro, puede fallar. Hay una dosis de riesgo y la aceptación de esta condición nos puede ayudar a concretar esos proyectos que por alguna u otra razón siempre quedan postergados.

Superarse entonces es algo bueno, en la medida que nos deje crear, crecer, actuar, cantar, disfrutar. Si se convierte en una obsesión nada de esto ocurrirá. Y si detrás de la postergación lo que hay es temor, ansiedad, inseguridad, entonces la perfección no habrá sido más que una excusa.

jueves, 12 de junio de 2008

Jugar

No se puede jugar a medias
Si se juega, se juega a fondo
Para jugar bien hay que apasionarse.
Para apasionarse hay que salir del mundo de lo
concreto
Salir del mundo de lo concreto es introducirse en
el mundo de la locura
Del mundo de la locura hay que aprender a
"entrar" y "salir"
Sin introducirse en la locura no hay creatividad
Sin creatividad uno se burocratiza, se torna
hombre concreto. Repite palabras de otro.

Eduardo "Tato" Pavlovsky

jueves, 29 de mayo de 2008

Ser o llegar a ser

Cuando me puse a pensar (José Martí)
Cuando me puse a pensar
La razón me dio a elegir
Entre ser quien soy, o ir
El ser ajeno a emprestar,
Mas me dije: si el copiar
Fuera ley, no nacería
Hombre alguno, pues haría
Lo que antes de él se ha hecho:
Y dije, llamando al pecho,
¡Sé quien eres, alma mía!?


Cuando los actores consultan por sus temores al fracaso, o manifiestan su inseguridad ante un casting, o posibilidad de trabajo, muchas veces hay un tema en común y aprovecharé esta ocasión para tratar de dar un poco de luz.

Cuando en la percepción de uno mismo como “ser” hay una distancia muy grande, a veces abismal con lo que “quiero llegar a ser”, el surgimiento del temor, la tensión, la exigencia y la frustración parecen ser una respuesta lógica. Soy este, pero quiero ser ese. Sin duda que no puede haber goce en esta sensación de no coincidencia entre lo que deseo, y lo que en definitiva soy.

Hablando más claramente, el poner un ideal muy lejano a nuestra realidad, puede ser contraproducente. Esto no quiere decir que uno no se ponga aspiraciones u objetivos, pero siempre apoyándose en lo que uno es, y no en ser otro.

En el ámbito de la actuación, es habitual ver “lugares comunes” en la forma de actuar, porque muchos quieren parecerse a unos pocos. Lejos de traer beneficios, este querer ser otro nos impide desarrollar la impronta personal, aquellas características que nos hacen únicos e irrepetibles. Así, si Darín hubiera querido ser Alcón, nos perdíamos a Darín. Si Peretti hubiera querido ser Alcón, nos perdíamos a Peretti. Si vos querés ser como otro, nos perdemos la oportunidad de ver tu huella digital, tu valor personal.

Observar, comparar, copiar gestos, técnicas, no está mal, mientras uno sepa que ese camino es para desarrolarse y ser distinto a los demás. Porque queramos o no, somos distintos a los demás, y mientras antes lo entendemos, antes lo aprovechamos.

Por último, al charlar con productores y directores de casting, puedo confirmarles que su búsqueda es de actores que valgan por si mismo, y no por parecerse a otros, porque para copias es mejor quedarse con el original.

Así que actores, cada uno con su estilo, su esencia, su identidad, y lo demás es confiar.

viernes, 9 de mayo de 2008

Preocuparse u ocuparse.

Son varios los artistas que ante determinadas situaciones de exposición sufren síntomas que a veces son molestos y otras son desagradables.

Surge entonces la pregunta de si esta reacción es normal o no, si les pasa a ellos únicamente, si es un gaje de la profesión o un mal necesario que deben transitar quienes trabajan en público.

Al preguntarle a sus compañeros de teatro, de baile, de canto, lo más probable es que la respuesta sea "es normal", "tengo 20 años de experiencia y sigo sintiendo miedo", "ese cosquilleo en el estómago lo tuve siempre", y demás opiniones que de manera intencional pueden minimizar un problema que la persona tiene y no sabe bien cómo definirlo.

Ante cualquier evento importante, no sólo artístico sino también una cita, una entrevista de trabajo, un exámen, es lógico que cierta activación de nuestro sistema nervioso se haga presente para afrontar un hecho que no es cotidiano.

Entonces, ¿cuando consultar con un terapeuta, cómo detectar qué nos está pasando, cuáles son las señales más claras?

Caben múltiples explicaciones para este tema, pero una buena forma de diferenciar entre una simple preocupación, o la necesidad de consultar, es el grado de incapacidad que generan estos síntomas. Si me duele un poco la panza, y al comenzar el show se va pasando, no es lo mismo que una descompostura que ponga en riesgo el acting. Un poco de transpiración no es más que una manifestación de nuestro sistema de alerta, pero un desmayo es una reacción excesiva. Tener alguna duda con la letra es propio de una situación normal, quedarse con la mente en blanco no.

Lo que nos da la pauta de cuando consultar es lo invasivo de estos síntomas, la capacidad que tienen de invalidar a la persona para lograr la meta que se había propuesto y para la que se había preparado y entrenado.

Si tienes dudas, lo mejor es consultar. Mientras tanto, centrarse en la respiración, aplicar alguna de las múltiples técnicas de relajación y confiar, confiar, confiar.

sábado, 26 de abril de 2008

¿Teatro o Psicodrama?

Esta pregunta resuena muchas veces tanto en el ámbito teatral como en el ámbito psi.
Quienes hemos asistido a diversas escuelas de teatro o actuación nos encontramos con que muchos de los que asisten a las clases lo hacen con un fin terapéutico.

Sin duda que el teatro es terapéutico, produce un bienestar general, genera endorfinas, se comparten actividades en grupo, se expresan emociones, se entrena el cuerpo…

Entonces por qué el planteo del título; ¿teatro o psicodrama?

Porque a veces hay un delicado equilibrio que no conviene romper cuando una persona se encuentra en la búsqueda de una solución terapéutica. Muchos profesores de teatro, con más y con menos experiencia suelen hacer una especie de profundización de los traumas de una persona, abriendo capítulos tal vez demasiado traumáticos para el alumno, quedando luego en él toda esa carga de emociones sin el debido “cierre” o “contención” que tendría en terapia.

El psicodrama tiene mucho que ver con la actuación, con jugar (entrar y salir de una situación o un personaje), con la expresión emocional, con la expresión corporal y el compartir actividades en un grupo. La diferencia es que aquí los objetivos de todos son comunes, terapéuticos, y están contenidos y supervisados por el profesional correspondiente.

Ninguna actividad es mejor que la otra, y ambas son altamente recomendables.

Simplemente tengamos en cuenta cuál es nuestro real objetivo, ya que tenemos la posibilidad de elegir lo que más se acerque al mismo.

Bienvenido a Psicoactores

Las exigencias del medio, y las propias también, hacen que a veces el actor perciba como demasiado riesgoso el tema de exponerse.

Muchos enfrentan este desafío con la adrenalina necesaria y confiando en sus condiciones, más allá de posibles opiniones adversas (siempre las hay).

Otros, aún teniendo condiciones y conocimientos de su profesión, viven este proceso con angustia, con mucha más tensión que lo habitual, lo que a veces se manifiesta con síntomas tales como sudoración excesiva, mareos, temor a olvidar la letra, rigidez en el cuerpo, etc.

En los casos más extremos incluso pueden no querer salir a escena, llegando hasta cancelar el trabajo pendiente.

Estas reacciones las hemos pasado muchos actores (y artistas en gral.), y no debe esconderse la situación, sino afrontarla con los recursos necesarios.

Lo bueno es que no es un problema sin solución, y a través de técnicas de relajación, charlas de orientación (coaching) y visualizaciones, el artista podrá re-conectarse con el placer que solía brindarle su actividad, con más confianza y predisposición a la exposición.

Recordemos que cada uno tiene talentos únicos, un sello personal irrepetible, y confiemos en ellos para enriquecer un modelo de diversidad, y no de copia o modelo a alcanzar.